La provincia de Guadalajara continúa siendo, a pesar de sus innumerables y sugestivos encantos, una tierra sin descubrir. Catorce son las rutas turísticas que en su momento vine a señalar con toda suerte de detalles en libro que, en otros tantos fascículos para su posterior encuadernación, publicó el año 1992 en el periódico "Nueva Alcarria". Las mismas rutas, y de una manera tan sucinta que apenas puedan servir de breve referencia al lector para conocerlas, se ofrecen aquí con la noticia más destacable de cada una de ellas. Son las siguientes:
Ruta I. La Alcarria Baja: Que partiendo de Guadalajara, por Pioz y Fuentenovilla, llega hasta Mondéjar, extendiéndose luego hasta las villas sureñas del antiguo alfoz de Zorita: Albalate, Almonacid, y el propio lugar de Zorita con las ruinas de su viejo castillo calatravo y las de la ciudad visigótica de Recópolis, pueden ser algunos de los motivos más interesantes.
Ruta II. El Alto Henares: Ofrece al visitante el arte y la monumentalidad de Sigüenza, con la catedral, el castillo, y sus tres barrios característicos y diversos: el románico, el renacentista y el barroco. Desde Sigüenza se llega fácilmente a Guijosa y Cubillas, a Palazuelos y Carabias, lugares generosos en oferta histórico-artística. Algo más al norte merece la pena acercarse hasta Alcolea de las Peñas y Santiuste.
Ruta III. El Alto Señorío de Molina: Es la ruta de las casonas molinesas, de los castillos y de los pairones, si bien, este tipo de monumentos se hallan repartidos por todas las tierras del Señorío: Tartanedo, Hinojosa, Milmarcos, Villel de Mesa, Fuentelsaz, el Románico Molinés de Labros y de la ermita de Santa Catalina, con los castillos de Embid, de Zafra y de Villel, son motivos de interés para quienes deseen conocer esta ruta.
Ruta IV. Tierras del Jarama y la Campiña: Son estas las tierras más próximas a la capital partiendo en dirección norte. Uceda y El Cubillo conservan aún valiosas muestras del arte románico. El monasterio de Bonaval, en Retiendas, es una valiosa lección de arquitectura medieval en estado ruinoso. Cogolludo, con su magnífico palacio de los duques de Medinaceli, es una de las villas más destacadas de esta ruta. Más al norte queda Tamajón, en plena sierra.
Ruta V. Atienza y el Románico Rural: Tiene esta ruta como corazón la villa de Atienza, con su castillo alzado sobre la enorme peña que resguarda al lugar. Atienza, su historia, arte y costumbres, merece conocerse. Todavía quedan seis de las doce iglesias románicas que tuvo en pasados siglos. Luego, el bello muestrario medieval en las iglesias de Albendiego, de Campisábalos y de Villacadima en su misma comarca, que, con el Hayedo de Cantalojas más al poniente, hacen de esta una de las rutas más densas e interesantes de la provincia.
Ruta VI. El Alto Tajo: Debe ser ésta la ruta de los grandes encantos naturales. Está situada al este de la comarca alcarreña. Conviene conocerla y gozar con la presencia de rincones tan gratos como el Puente de San Pedro, el Hundido de Armallones, el monasterio cisterciense de Buenafuente, y de pueblos tan originales como Arbeteta, Ocentejo, Huertapelayo y Zaorejas, entre otros.
Ruta VII. Los Pueblos Negros: Es la ruta más singular de todas. Andar por ella es adentrarse en una Guadalajara diferente. La particularidad más destacable la tiene en el color oscuro de las piedras de pizarra con las que construyeron sus casas. Se encuentra en el noroeste de la provincia, coincidiendo con el llamado Macizo de Ayllón. Valverde de los Arroyos, Majaelrayo, Campillo de Ranas y El Cardoso son, de todos ellos, los pueblos más característicos.
Ruta VIII. El Bajo Señorío de Molina: Ocupa, como bien se desprende de su nombre, la cuña sur de las tierras del Señorío. Aquí juegan las bellezas naturales de la sierra molinesa con la recia personalidad de sus pueblos. No debieran dejarse de conocer las villas de Setiles, Prados Redondos, Alustante, Valhermoso, Checa y Chequilla. Son abundantes, como en el resto del Señorío, las casonas señoriales donde vivieron destacadas familias del pasado.
Ruta IX. La Alcarria Alta: Es muy extensa e interesante esta ruta. La podemos situar entre las villas de Jadraque y Brihuega; ambas por sí solas son un justificado motivo de interés. Si a ello agregamos la villa de Hita, con restos de muralla de la época de su famoso Arcipreste, el monasterio de Sopetrán, el castillo de Torija y la extrañeza paisajística de Cívica, sin duda, cumplirá muy de sobra con la apetencia por conocer estas tierras.
Ruta X. La ruta de los Pantanos: Es otro más de los fragmentos en los que se divide, para su mejor conocimiento, la comarca alcarreña. Aquí entrarían las villas de Sacedón, Alcocer, Escamilla, Millana, Cifuentes y Trillo, los monasterios cistercienses de Monsalud y de Óvila, con toda la riqueza paisajística de los términos de Ruguilla y de Huetos, entre otros muchos motivos de interés.
Ruta XI. Molina y el Barranco de la Hoz: Podría dedicarse tan sólo a la ciudad de Molina y a sus más inmediatos alrededores. En Molina abundan las casonas blasonadas de los cientos de nobles que tuvo en siglos pasados, muchas de ellas con sus escudos de piedra sellando el muro. El famoso castillo de los Lara que corona sobre la ciudad la estampa molinesa completa su interés. No lejos se halla el Barranco de la Hoz, uno de los lugares, entre riscos, más espectaculares de la provincia, con su ermita románica en honor de la Patrona del Señorío. En Canales de Molina se conserva, al abrigo de una inmensa roca, la llamada Peña Escrita, que en cualquier caso supone una suerte el conocerla.
Ruta XII. A Pastrana por caminos de miel: Saliendo hacia Pastrana por la llamada "carretera del los pantanos" el viajero podrá encontrarse con los pueblos de Tendilla, Peñalver y Fuentelencina, habiendo dejado a un lado el ruinoso torreón del viejo monasterio franciscano de La Salceda. Pastrana en es una villa alcarreña al gusto de la Castilla del siglo XVI, en la que se puede encontrar todo un tesoro variopinto de asuntos interesantes: la Historia, el Arte, el recuerdo aún vivo de tantos personajes como por allí pasaron, constituyen la gloria principal de Pastrana.
Ruta XIII. Entre dos Sierras: Se refiere a esa faja indefinida de terreno que queda entre la ciudad de Sigüenza y el alto Tajo. Alcolea del Pinar cuenta con el primer interés: la Casa de Piedra y sus museos de curiosidades merecen detenerse allí. No muy lejos aparece la bella iglesia románica de Sauca, y bastante más al sur, ya en plena sierra, la famosa Cueva de los Casares en Riba de Saelices que es, con mucho, la manifestación más antigua del arte en toda la provincia.
Ruta XIV. La ciudad de Guadalajara: Merece la pena dedicarle toda una ruta turística para ella sóla. No es Guadalajara, incomprensiblemente, una ciudad famosa por sus atractivos turísticos y bien que los tiene. El Palacio del Infantado, la iglesia concatedral de Santa María de la Fuente, el Panteón de la Vega del Pozo, algunos de sus parques y jardines, su exquisita gastronomía, son motivos, entre otros muchos, que justifican un día en Guadalajara.
Ruta I. La Alcarria Baja: Que partiendo de Guadalajara, por Pioz y Fuentenovilla, llega hasta Mondéjar, extendiéndose luego hasta las villas sureñas del antiguo alfoz de Zorita: Albalate, Almonacid, y el propio lugar de Zorita con las ruinas de su viejo castillo calatravo y las de la ciudad visigótica de Recópolis, pueden ser algunos de los motivos más interesantes.
Ruta II. El Alto Henares: Ofrece al visitante el arte y la monumentalidad de Sigüenza, con la catedral, el castillo, y sus tres barrios característicos y diversos: el románico, el renacentista y el barroco. Desde Sigüenza se llega fácilmente a Guijosa y Cubillas, a Palazuelos y Carabias, lugares generosos en oferta histórico-artística. Algo más al norte merece la pena acercarse hasta Alcolea de las Peñas y Santiuste.
Ruta III. El Alto Señorío de Molina: Es la ruta de las casonas molinesas, de los castillos y de los pairones, si bien, este tipo de monumentos se hallan repartidos por todas las tierras del Señorío: Tartanedo, Hinojosa, Milmarcos, Villel de Mesa, Fuentelsaz, el Románico Molinés de Labros y de la ermita de Santa Catalina, con los castillos de Embid, de Zafra y de Villel, son motivos de interés para quienes deseen conocer esta ruta.
Ruta IV. Tierras del Jarama y la Campiña: Son estas las tierras más próximas a la capital partiendo en dirección norte. Uceda y El Cubillo conservan aún valiosas muestras del arte románico. El monasterio de Bonaval, en Retiendas, es una valiosa lección de arquitectura medieval en estado ruinoso. Cogolludo, con su magnífico palacio de los duques de Medinaceli, es una de las villas más destacadas de esta ruta. Más al norte queda Tamajón, en plena sierra.
Ruta V. Atienza y el Románico Rural: Tiene esta ruta como corazón la villa de Atienza, con su castillo alzado sobre la enorme peña que resguarda al lugar. Atienza, su historia, arte y costumbres, merece conocerse. Todavía quedan seis de las doce iglesias románicas que tuvo en pasados siglos. Luego, el bello muestrario medieval en las iglesias de Albendiego, de Campisábalos y de Villacadima en su misma comarca, que, con el Hayedo de Cantalojas más al poniente, hacen de esta una de las rutas más densas e interesantes de la provincia.
Ruta VI. El Alto Tajo: Debe ser ésta la ruta de los grandes encantos naturales. Está situada al este de la comarca alcarreña. Conviene conocerla y gozar con la presencia de rincones tan gratos como el Puente de San Pedro, el Hundido de Armallones, el monasterio cisterciense de Buenafuente, y de pueblos tan originales como Arbeteta, Ocentejo, Huertapelayo y Zaorejas, entre otros.
Ruta VII. Los Pueblos Negros: Es la ruta más singular de todas. Andar por ella es adentrarse en una Guadalajara diferente. La particularidad más destacable la tiene en el color oscuro de las piedras de pizarra con las que construyeron sus casas. Se encuentra en el noroeste de la provincia, coincidiendo con el llamado Macizo de Ayllón. Valverde de los Arroyos, Majaelrayo, Campillo de Ranas y El Cardoso son, de todos ellos, los pueblos más característicos.
Ruta VIII. El Bajo Señorío de Molina: Ocupa, como bien se desprende de su nombre, la cuña sur de las tierras del Señorío. Aquí juegan las bellezas naturales de la sierra molinesa con la recia personalidad de sus pueblos. No debieran dejarse de conocer las villas de Setiles, Prados Redondos, Alustante, Valhermoso, Checa y Chequilla. Son abundantes, como en el resto del Señorío, las casonas señoriales donde vivieron destacadas familias del pasado.
Ruta IX. La Alcarria Alta: Es muy extensa e interesante esta ruta. La podemos situar entre las villas de Jadraque y Brihuega; ambas por sí solas son un justificado motivo de interés. Si a ello agregamos la villa de Hita, con restos de muralla de la época de su famoso Arcipreste, el monasterio de Sopetrán, el castillo de Torija y la extrañeza paisajística de Cívica, sin duda, cumplirá muy de sobra con la apetencia por conocer estas tierras.
Ruta X. La ruta de los Pantanos: Es otro más de los fragmentos en los que se divide, para su mejor conocimiento, la comarca alcarreña. Aquí entrarían las villas de Sacedón, Alcocer, Escamilla, Millana, Cifuentes y Trillo, los monasterios cistercienses de Monsalud y de Óvila, con toda la riqueza paisajística de los términos de Ruguilla y de Huetos, entre otros muchos motivos de interés.
Ruta XI. Molina y el Barranco de la Hoz: Podría dedicarse tan sólo a la ciudad de Molina y a sus más inmediatos alrededores. En Molina abundan las casonas blasonadas de los cientos de nobles que tuvo en siglos pasados, muchas de ellas con sus escudos de piedra sellando el muro. El famoso castillo de los Lara que corona sobre la ciudad la estampa molinesa completa su interés. No lejos se halla el Barranco de la Hoz, uno de los lugares, entre riscos, más espectaculares de la provincia, con su ermita románica en honor de la Patrona del Señorío. En Canales de Molina se conserva, al abrigo de una inmensa roca, la llamada Peña Escrita, que en cualquier caso supone una suerte el conocerla.
Ruta XII. A Pastrana por caminos de miel: Saliendo hacia Pastrana por la llamada "carretera del los pantanos" el viajero podrá encontrarse con los pueblos de Tendilla, Peñalver y Fuentelencina, habiendo dejado a un lado el ruinoso torreón del viejo monasterio franciscano de La Salceda. Pastrana en es una villa alcarreña al gusto de la Castilla del siglo XVI, en la que se puede encontrar todo un tesoro variopinto de asuntos interesantes: la Historia, el Arte, el recuerdo aún vivo de tantos personajes como por allí pasaron, constituyen la gloria principal de Pastrana.
Ruta XIII. Entre dos Sierras: Se refiere a esa faja indefinida de terreno que queda entre la ciudad de Sigüenza y el alto Tajo. Alcolea del Pinar cuenta con el primer interés: la Casa de Piedra y sus museos de curiosidades merecen detenerse allí. No muy lejos aparece la bella iglesia románica de Sauca, y bastante más al sur, ya en plena sierra, la famosa Cueva de los Casares en Riba de Saelices que es, con mucho, la manifestación más antigua del arte en toda la provincia.
Ruta XIV. La ciudad de Guadalajara: Merece la pena dedicarle toda una ruta turística para ella sóla. No es Guadalajara, incomprensiblemente, una ciudad famosa por sus atractivos turísticos y bien que los tiene. El Palacio del Infantado, la iglesia concatedral de Santa María de la Fuente, el Panteón de la Vega del Pozo, algunos de sus parques y jardines, su exquisita gastronomía, son motivos, entre otros muchos, que justifican un día en Guadalajara.
(En la imagen el ábside de la iglesia de Santa Coloma en Albendiego)
1 comentario:
Hola,
Muchas gracias por esta magnífica exposición de rutas.
Somos unos adeptos al románico y como el próximo puente del Pilar pretendemos visitar esta zona, indagabamos lugares donde poder disfrutar del arte, su simbologia o simplemente su belleza.
Sus comentarios sobre el lugar nos serán de mucha utilidad.
Un saludo
saludyrománico
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