Durante una semana casi completa del
pasado verano, y por motivos que no vienen al caso, he vivido en la
villa-ciudad manchega de Mota del Cuervo. Sólo recordaba de La Mota -como
decimos por allí- sus famosos cántaros de cuidada alfarería que, en carros de
mulas abarrotados de material, llevaban a vender por nuestros pueblos cuando
éramos niños. Alguna visita fugaz, por añadidura, a sus famosos molinos de
viento, y creo que nada más, fue mi experiencia anterior con relación a este
importante lugar de la Mancha Conquense. ¡Ah, sí!, también que éste es el
pueblo natal de la madre y del abuelo de Manolito el “Gafotas”, simpático
personaje de la literatura infantil contemporánea.
No sé mucho del origen y antigüedad
de Mota del Cuervo, y muy poco de su pasado. Sí, en cambio, de la vieja
devoción que en el pueblo profesan a su patrona, Nuestra Señora de la Antigua
de Manjavacas, cuyo estupendo santuario he tenido ocasión de visitar y de
admirar en la inmensa llanura cervantina.
Naturalmente que no llegué a conocer
la primitiva imagen de la Patrona de Mota del Cuervo. La actual -bellísima, por
cierto- es una reproducción de aquella del siglo XVI, que transportaron según
la creencia popular por los caminos que conducían desde Valencia a Toledo; pero
que al llegar al paraje conocido por Manjavacas, a siete u ocho kilómetros de
distancia de La Mota, el carro de tiro que transportaba la sagrada imagen, se
detuvo, resultando inútil todo esfuerzo por hacerlo avanzar. La gente intuyó
que era voluntad del Cielo que se la venerase en aquel mismo lugar; por lo que
allí se levantó un santuario, que siglos después sería pasto de las llamas,
junto a la imagen de la Virgen, durante la guerra de 1936. La imagen actual,
así como el grandioso santuario y edificios anejos, son en el tiempo
posteriores a la Guerra de Liberación.
La costumbre entre sus devotos es la
de trasladar la imagen a hombros, desde el santuario hasta el pueblo, en una
determinada fecha cada verano. Los anderos, que son las personas que llevan las
andas, cubren el trayecto corriendo, y la gente que les acompaña, también, a
pie, a caballo, y algunos montados en tractores el día de la romería. Suelen
tardar entre 35 y 40 minutos en cubrir todo el trayecto (el record hasta hoy
está en treinta y cinco), al que asisten las autoridades y miles de romeros.
La imagen de la Virgen de Manjavacas
es venerada en una extensa comarca manchega. El Papa Pablo V concedió
indulgencia plenaria, en las condiciones requeridas, cada vez que se visitara
la imagen de la Virgen en su santuario.
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