domingo, 14 de octubre de 2012

Nª Sª DE MANJAVACAS, PATRONA DE MOTA DEL CUERVO


            Durante una semana casi completa del pasado verano, y por motivos que no vienen al caso, he vivido en la villa-ciudad manchega de Mota del Cuervo. Sólo recordaba de La Mota -como decimos por allí- sus famosos cántaros de cuidada alfarería que, en carros de mulas abarrotados de material, llevaban a vender por nuestros pueblos cuando éramos niños. Alguna visita fugaz, por añadidura, a sus famosos molinos de viento, y creo que nada más, fue mi experiencia anterior con relación a este importante lugar de la Mancha Conquense. ¡Ah, sí!, también que éste es el pueblo natal de la madre y del abuelo de Manolito el “Gafotas”, simpático personaje de la literatura infantil contemporánea.

            No sé mucho del origen y antigüedad de Mota del Cuervo, y muy poco de su pasado. Sí, en cambio, de la vieja devoción que en el pueblo profesan a su patrona, Nuestra Señora de la Antigua de Manjavacas, cuyo estupendo santuario he tenido ocasión de visitar y de admirar en la inmensa llanura cervantina.

            Naturalmente que no llegué a conocer la primitiva imagen de la Patrona de Mota del Cuervo. La actual -bellísima, por cierto- es una reproducción de aquella del siglo XVI, que transportaron según la creencia popular por los caminos que conducían desde Valencia a Toledo; pero que al llegar al paraje conocido por Manjavacas, a siete u ocho kilómetros de distancia de La Mota, el carro de tiro que transportaba la sagrada imagen, se detuvo, resultando inútil todo esfuerzo por hacerlo avanzar. La gente intuyó que era voluntad del Cielo que se la venerase en aquel mismo lugar; por lo que allí se levantó un santuario, que siglos después sería pasto de las llamas, junto a la imagen de la Virgen, durante la guerra de 1936. La imagen actual, así como el grandioso santuario y edificios anejos, son en el tiempo posteriores a la Guerra de Liberación.

            La costumbre entre sus devotos es la de trasladar la imagen a hombros, desde el santuario hasta el pueblo, en una determinada fecha cada verano. Los anderos, que son las personas que llevan las andas, cubren el trayecto corriendo, y la gente que les acompaña, también, a pie, a caballo, y algunos montados en tractores el día de la romería. Suelen tardar entre 35 y 40 minutos en cubrir todo el trayecto (el record hasta hoy está en treinta y cinco), al que asisten las autoridades y miles de romeros.

            La imagen de la Virgen de Manjavacas es venerada en una extensa comarca manchega. El Papa Pablo V concedió indulgencia plenaria, en las condiciones requeridas, cada vez que se visitara la imagen de la Virgen en su santuario.       

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