El primer templo de la diócesis se encuentra en Sigüenza. Es un edificio de enormes proporciones y de estilos muy variados, que comenzó a construir en el siglo XII el obispo don Bernardo de Agén y continuó su sucesor don Cerebruno, precisamente levantando lo que ahora es la parte más antigua de la Catedral, la de las portadas con la arquería románica de su fachada principal. El resto, de estructura gótica y renacentista principalmente, se fue añadiendo en siglos sucesivos, hasta quedar casi concluida en el XVI. Se distingue de otras catedrales por sus dos torres almenadas, una levantada en el siglo XIV y la otra en el XVI. Algunas añadiduras ornamentales, tanto en el interior como en el exterior del templo, datan del siglo XVIII.
Conviene conocer de la catedral seguntina -aparte de la Capilla Mayor, el Coro, el Museo Catedralicio con una valiosa "Anunciación" del Greco, y la llamada Sacristía de las Cabezas- el Claustro, de inmejorable estructura gótica del siglo XV, en donde se alinean siete arcadas ojivales por cada una de sus caras, y sorprenden lujosas portadas al gusto plateresco; el Altar de Santa Librada, con bellísimas pinturas de Juan de Pereda, la urna con los restos de la Santa y una modélica ornamentación plateresca que se completa con el panteón del obispo don Fadrique de Portugal, obra en todo su conjunto de Alonso de Covarrubias; y la Capilla del Doncel, o de los Arce, en la que destaca como estrella de la misma y de toda la catedral la estatua recostada sobre su propio sepulcro del joven santiaguista don Martín Vázquez de Arce, El Doncel, que de autor anónimo, puede considerarse como la mejor escultura funeraria de todo el Renacimiento español.
Los obispos que fueron de Sigüenza, en su inmensa mayoría, incluido don Bernardo de Agén, se encuentran enterrados dentro de la Catedral.
Conviene conocer de la catedral seguntina -aparte de la Capilla Mayor, el Coro, el Museo Catedralicio con una valiosa "Anunciación" del Greco, y la llamada Sacristía de las Cabezas- el Claustro, de inmejorable estructura gótica del siglo XV, en donde se alinean siete arcadas ojivales por cada una de sus caras, y sorprenden lujosas portadas al gusto plateresco; el Altar de Santa Librada, con bellísimas pinturas de Juan de Pereda, la urna con los restos de la Santa y una modélica ornamentación plateresca que se completa con el panteón del obispo don Fadrique de Portugal, obra en todo su conjunto de Alonso de Covarrubias; y la Capilla del Doncel, o de los Arce, en la que destaca como estrella de la misma y de toda la catedral la estatua recostada sobre su propio sepulcro del joven santiaguista don Martín Vázquez de Arce, El Doncel, que de autor anónimo, puede considerarse como la mejor escultura funeraria de todo el Renacimiento español.
Los obispos que fueron de Sigüenza, en su inmensa mayoría, incluido don Bernardo de Agén, se encuentran enterrados dentro de la Catedral.
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