viernes, 22 de enero de 2010

PALEONTOLOGÍA GUADALAJAREÑA


Son numerosas las especies de animales petrificados que aparecen en distintas zonas de la geografía provincial, perte­necientes a las eras Primaria, Secundaria y Terciarla, ante­riores a la aparición del hombre. Hay estudios más o menos extensos de Paleontología Provincial, de entre los que es preferible y reco­mendable por su contenido y forma de exponer­lo, el publicado en 1984 por el sacerdote y médico don Agustín González Martínez, breve en extensión, pero sin el menor desperdicio al tratar el tema de los fósiles, sus épocas y yacimientos más representati­vos.
Conviene reseñar que existen yacimientos -no todos- en donde los ejemplares que suelen aparecer son numerosísimos, y que el hecho en sí de coleccionar esta clase de piezas no es tarea excesivamente complicada para quienes recorran con ese fin la comarca de Molina de Aragón, así como los blancales de la Sierra de Atienza. Tomando por base su antigüedad, podrían destacarse, un poco a grandes rasgos:
Era Primaria: Trilobites del período Silúrico en Canales de Molina y orthoceras en Cañamares. Del período Devónico existen favosites, braquiópodos, tentaculites, cefalópodos, segmentos de la familia de los erizos y alguna especie más en Cercadillo.
Era Secundaria: Del período Triásico se encuentran mine­rales en distintos lugares de la provincia, pero pocos fósi­les. Del Jurásico abundan las especies en todas las modalida­des posibles: terebrátulas, spiriferinas, rynchonellas, belem­nites, plagiosto­mas, pecten, chlamys, plicátulas, ammonites fragmentados, gasteró­podos, desde el caracol en forma de pirámide a los erizos y ostras; todo en un sólo yacimiento situado en las inmediaciones de Torremochuela. Del período Jurásico pueden destacarse entre otros los yacimientos de Anquela del Pedregal y de Alustante, siendo abundantes las piezas catalogadas como ammonites, esponjas, trigonias, espi­nas de erizo, corales y patas de crustáceo. Del Cretáceo quedan como mejor muestrario los diferentes yacimientos que podemos situar en los términos de Condemios de Arriba y Canta­lojas, siendo las especies más comunes los lamelibránquios o exogyras, terebrátulas, patas de cangrejo asidas a piedras cali­zas, erizos y caracoles. Otros yacimientos de este período existen en Atienza, Angón y Rueda de la Sierra.
Era Terciaria: Ocupa por extensión media provincia de Guada­lajara, pero es muy pobre en fósiles. Se han encontrado algunos ejemplares de esta época en Jadraque, donde suelen hallarse caracoles de agua dulce con concha en espiral, y en algunos lugares de la Alcarria, como en Horche o en Pastrana. De esta época existen huesos de animales petrificados en Huérmeces y en Córcoles.
Por muchos pueblos molineses y por otros del poyal supe­rior de la Sierra de Atienza, suelen verse buenos ejemplares de fósiles incrustados en las paredes de las casas y que sirven de adorno, especialmente caracoles del Cretáceo y rynchonellas del período Jurásico que en los pueblos de Molina conocen por "palomicas".
No hace mucho tiempo, en plena década de los años ochenta del pasado siglo, y como consecuencia de unos sondeos para detectar la riqueza de uranio en el subsuelo de aquella zona, se descubrió un importan­te yacimiento de fauna fosilizada en el término muni­cipal de Córco­les. Mas de ochenta especies distintas lo for­man, macro­mamíferos entre ellas, con cerca de dieciocho millo­nes de años, pertene­cien­tes en su mayoría al período Mioceno Infe­rior. Como piezas más importantes se han hallado restos del orycteropus, propio de África, pero desconocido en Eurasia hasta ahora, así como del eotragus artenensis, primera especie de bóvido que aparece en Europa. El descubrimiento casual de estas piezas en Córcoles ha venido a suponer una verdadera revolución de planteamientos para el estudio de la Paleontolo­gía.

(En la imagen, muestrario de fósiles en un museo de Atienza)

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