miércoles, 8 de septiembre de 2010

JADRAQUE


Se trata de una de las villas más importantes de la provincia de Guadalajara, situada a 46 kilómetros de distancia desde la capital, siguiendo la carretera de Soria. Su censo de pobla­ción oscila en torno a los 1300 habitantes de derecho, contando a los de Castilblanco de Henares, su barrio anejo. La extensión de su término es de 39,3 km², y queda a 832 metros de altura sobre el nivel del mar.
Jadraque, siempre a la sombra de su Castillo de Cid, alzado sobre la cumbre de un cerro cónico, es para los guada­lajareños villa señera por diferentes razones de historia, de arte, de representatividad y de vida, activa y perpetuada hasta hoy.
Su origen resulta incierto. Se sabe que hacia el siglo IX hubo sobre el cerro jadraqueño un torreón de cuya existencia dan fe las crónicas medievales. El primitivo caserío estuvo durante casi cuatrocientos años en poder de los árabes. Luego pasó a pertenecer al común de Atienza, haciéndose inde­pen­diente con sus territorios propios en el año 1434, por manda­miento real de Juan II de Castilla, dando así lugar a un nuevo señorío con 49 enclaves de población. Hacia 1492, el Cardenal Mendoza acabó la construcción del flamante castillo-palacio en el mismo lugar donde había estado la primitiva fortaleza mora, y que cedió con el derecho de Condado de Cid a su hijo don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza.
Tal vez los hechos más importantes que registró la Era Moderna en la historia de Jadraque sean el que allí, en la que llaman Casa de las Cadenas, la reina Isabel de Farnesio, en días anteriores al de su matrimonio con Felipe V, dio de bofetadas y expulsó de España a la Princesa de los Ursinos, persona influyen­te hasta entonces en los asuntos de Estado dentro de la Corte de quien había de ser su esposo. El histórico hecho tuvo lugar durante la noche ante­rior a la Nochebuena del año 1714.
Registra asimismo la villa del Henares la estancia duran­te más de tres meses del célebre escritor y político don Gaspar Melchor de Jovellanos en el verano de 1808, a quien parece ser que acompañó durante algún tiempo el pintor Francisco de Goya, cuyo retrato del ilustrado personaje -ahora en el Museo del Prado- se dice que pintó mientras estuvo con él en el palacete de Arias Saavedra.
Otro importante acontecimiento liga a esta villa con la Historia Nacional del siglo XIX; pues hay constancia documentada de que en el año 1836 llegó a Jadraque el dirigente carlista Gómez; allí hizo prisionera a una brigada de los ejércitos isabelinos formada por dos batallones de la guardia, veinticinco caballos y dos piezas de artillería. Desde esta villa del Henares pidió a Cabrera y a otros jefes aragoneses y valencianos que unieran sus fuerzas a la columna expedicionaria dirigida por él, proponiéndoles llevar a efecto algunas incursiones fuera de las provincias en las que habían ofrecido batalla hasta entonces.
Es de destacar en Jadraque su ancestral costumbrismo, su especialidad gastronómica en la preparación del "cabrito asado", y las modernas industrias para la elaboración de alabastros artísticos. La iglesia jadraqueña, de bella porta­da manierista, obra de Pedro de Villa Monchalián, guarda algu­nas piezas de valor incalculable, entre ellas el famoso Cristo de los Milagros, hermosa talla atribuida a Pedro de Mena, y un lienzo de Cristo recogiendo sus vestiduras, obra firmada por Zurbarán en 1661. En la ermita de la Soledad conserva la villa la imagen venerable de su santo patrón, el Cristo de la Cruz Acuestas.
Son hijos de Jadraque personas de la talla del poeta José Antonio Ochaíta, nacido en 1903, y del Diputado, Senador del Reino y Alcalde de Guadalajara durante varias legislaturas, José María Bris Gallego, nacido en esta villa el año 1937.
Jadraque fue y sigue siendo el foco principal del comer­cio y la capitalidad efectiva de toda aquella comarca.

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