Acabado el anterior
relato María la Parra siguió contando cómo había sido la muerte del hijo de La
Obispa, esposa de Tomás Obispo, vecino de Sacedón. «...y esta declarante e la dicha su hermana le sacaron al dicho Tomás
de Obispo e a su mujer de su cama a un niño pequeño e lo ahogaron tapándole las
narices e la boca e apretándole la barbilla e ahogado se lo dexaron en la dicha
cama».
Después de todo
aquello continuó dando cuenta de otro crimen más; ahora el de la muerte de otra
niña que era hija de Mateo López, vecino de Sacedón, a la que ahogaron entre su
hermana y ella por el mismo sistema que a los niños anteriores. Así se hace
constar en el acta antes de tomar declaración a La Roa: «Y que estas tres criaturas ahogaron en espacio de cuatro meses poco
más o menos e q´esto es lo que pasa y es la verdad por el juramento que hecho
tiene e no fermó porque dixo que no sabía escribir.»
Meses después, el día
20 de junio de 1556, Ana La Roa pidió también audiencia ante el Santo Oficio
para declarar que tres años atrás, encontrándose sola un día en su casa de
Pareja, entró un hombre "que iba muy aderezado y parecía un
caballero" y le ordenó que fuese a casa de La Machuca, en donde se encontraría
con otras mujeres a las que les quería hablar. Ella así lo hizo.
Estando en casa de La
Machuca, Ana La Roa dijo que con ellas estaba también su hermana María Parra
acompañada de Juana La Carretera, María de Mingo, La Machuca y tres de sus
hijas, y allí le informaron que aquella noche iban a ir al campo de Barahona.
Pasaron allí toda la tarde, y una vez anochecido, una de ellas sacó el ungüento
que llevaba en un recipiente de barro y untó a todas:
«... e aquella misma noche salieron de casa de La Machuca
e parescía a esta declarante que la llevaban en peso y llegaron a un campo que
decía el campo de Barahona e como llegaron vido que estaba allí un cavallero
que era el diablo que tiene dicho que la fue a llamar a su casa e llegados al
dicho campo comieron pan e se regocijaron y el dicho cavallero les dixo que no
le dexasen a él ni le desamparasen e q´el les haría mucho bien e vido que el
dicho cavallero andava retocando con las dichas Machuca e sus hijas e María de
Mingo e Juana La Carretera vecina de Sacedón e María Parra su hermana e les
dixo a todas que fuesen a matar algunas criaturas y esta declarante no quería
sino venirse a su casa e se fueron en peso hasta la villa de Pareja.»
El Provisor Briceño,
luego de escucharla con atención, le dijo que sus declaraciones carecían de
fundamento, por lo que le rogó dijera la verdad; más La Roa insistió diciendo
que era la verdad todo lo que había dicho.
Días después de aquel
su primer contacto con el Provisor, el día 15 de julio, La Roa volvió a pedir
audiencia para ser escuchada por el representante del Santo Oficio. Allí
manifestó que diez años atrás, estando en casa de La Machuca con la dueña de
la casa y con María de Mingo, las tres a una sola voz llamaron al demonio con
estas palabras para ir al campo de Barahona: "Satanás veni e yremos con
vos y haremos todo lo que nos mandaredes"..."e vino como cavallero
bien aderezado", y les pidió que renegasen de Jesucristo, de la Virgen y
de los Santos, y que después le entregasen sus almas:
«...y aviendo renegado esta declarante e las dichas
Machuca e María de Mingo besaron al dicho Satanás en el culo e después desto el
dicho Satanás tuvo acceso carnal con esta declarante en la dicha casa de La
Machuca de la manera que un hombre tiene acceso con su mujer e también vio que tuvo
acceso el dicho Satanás con las dichas Machuca e María de Mingo e también
comieron e bebieron e siendo muy de noche que no se acuerda la hora que sería
aquella misma noche la dicha Machuca sacó cierto unto en una escudilla y con
ello se untó esta declarante en los braços y en las piernas y también se
untaron La Machuca e María de Mingo e como fueron untadas salieron de la dicha
casa e con ellas el dicho Satanás en el ávito que tiene dicho e a esta
declarante le paresce que yva en el ayre e así fueron fasta que llegaron a un
campo que el dicho Satanás dezía era el campo de Barahona e como llegaron
después de aver baylado e olgado comieron pan en vino que les truxo el dicho
Satanás el qual también comía e allí se ponía el dicho Satanás unas vezes como
asno negro e otras como hombre e como ovieron comido baylaron e se regocijaron
e de la manera que fueron así tornaron. E que desta manera fueron dos veces al
campo de Barahona e que el unto con que se untaban era de sapos e de huesos de
finados e de unto de criaturas.» (Continuará)
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