martes, 3 de septiembre de 2013

VISITA AL CASTILLO DE BELMONTE


            Quiero dejar constancia de que conocía el castillo de Belmonte desde hace mucho tiempo, treinta o cuarenta años quizás, y en varias ocasiones lo he visto después sin que su aspecto hubiera cambiado mucho desde la primera vista. Después de la reciente restauración, el castillo es otra cosa. Algo muy distinto, hasta el punto que acabo de leer con referencia a él, una frase rotunda que yo no me atrevería a firmar por falta de datos suficientes para hacerlo: “No encontraréis -dice- otro similar en toda España, tan sólo el castillo de Caerlaverork en Escocia tiene algo parecido. Sospecho que un poco la hipérbole anda por medio, aunque tampoco de ello podría dar fe. En Europa existen magníficas fortalezas, cargadas de historia y de leyendas, que uno se las imagina de fantasía, realmente grandiosas.
            Y así, grandiosa, es la palabra que mejor ajusta a este castillo después de su restauración, que ha durado algo más de dos años. Restauración interior, sobre todo en corredores, salones y escaleras, acondicionados y decorados al gusto de la época, incluso con enseres que fueron de uso personal de sus sucesivos dueños: el Marqués de Villena en el siglo XV, y la Emperatriz Eugenia de Montijo en el XIX.

            Me ha recordado los regios salones y galerías del monasterio de El Escorial, del Alcazar de Segovia, instalados dentro de una fortaleza histórica que en su aspecto exterior ha sido, desde su construcción por Juan Pacheco, tal vez el mejor conservado de todos los castillos de España (Recuérdese la Película “El Cid” rodada dentro de él y en sus alrededores). Le faltaba eso, poner los ojos en el Castillo y echarle el chorro de dinero necesario para darle algo parecido a lo que fue cuando tuvo vida. Y por lo que he podido ver, sus actuales propietarios, los duques de Soto -descendientes de aquellos cuyos nombres figuran en los libros de Historia-  debían de contar con medios suficientes para hacerlo, y lo han hecho, y lo han hecho bien.
            La visita comienza con una proyección panorámica donde se da cuenta, sucinta pero acertada, de la historia de la fortaleza y de los nombres famosos que vivieron dentro de ella. Con el precio de la entrada se incluye el préstamo de un sonorizador o guía a manera de teléfono, que te va sirviendo los datos de lo que conviene conocer en cada lugar y en cada momento, con solo pulsar un botón.

            Como está orientado hacia el turismo, que, por cierto, responde de manera extraordinaria ( más de 11.000  personas han pasado por él en los últimos dos meses de verano), dentro del castillo hay tienda de recuerdos, bar, servicios de higiene, y todo cuanto el visitante puede necesitar para sentirse a gusto, y llevarse de este escogido lugar de la Mancha Conquense -patria chica del gran Fray Luis-, no lo olvides, un recuerdo memorable. Espero que busques la ocasión para vivir esta misma experiencia.  

2 comentarios:

Óscar Pardo de la Salud. dijo...

No conozco este castillo, pero tras leer tu post, lo apunto en mi agenda de cuestiones pendientes para poder gozar como has hecho tú de esta construcción.
Muchas veces me planteo la involución que hemos dado en materias constructivas, ahora se construye con peores calidades, sin aprovechar las orientaciones, los vientos, etc...; todo eso no pasaba en aquella época.
Cuídate amigo, un abrazo. ;)

LA MEMORIA DEL TIEMPO. BLOG dijo...

Enhorabuena por su blog, muy interesante. En vista de su interés le informo de la reapertura del monasterio de monsalud (córcoles) y el yacimiento romano de Ercavica.
Le dejo la web de contacto www.monsaludyercavica.es