Importante villa de la provincia de Guadalajara, situada entre las primeras estribaciones de las sierras septentrionales y los últimos llanos de la Campiña del Henares. Cogolludo fue una de las nueve cabeceras de partido judicial que tuvo Guadalajara, y hoy centro comarcal para todos los pueblos de su contorno. Tiene incorporados a su Ayuntamiento los lugares de Aleas, Beleña de Sorbe, Torrebeleña y Veguillas. Cogolludo dista de Guadalajara 42 kilómetros; tiene una población aproximada de 550 habitantes, y es la extensión de su término municipal -incluyendo la de los pueblos anexionados- de 87 kilómetros cuadrados.
El origen de Cogolludo es antiquísimo. En sus inmediaciones existen importantes hallazgos arqueológicos que datan de los primeros tiempos de la Historia. Perteneció a los monarcas castellanos desde el reinado de Alfonso VI, siendo Alfonso VIII quien posteriormente donó la villa a la Orden de Calatrava. Tras diversas vicisitudes pasó a pertenecer más tarde a los duques de Medinaceli, quienes serían sus señores hasta el siglo XIX. Sufrió los rigores de la invasión francesa durante la Guerra de la Independencia, y fue por algún tiempo cuartel general de El Empecinado.
De sus monumentos es justo destacar el castillo en ruinas; la espaciosa Plaza Mayor con bellos edificios del siglo XIX, pero sobre todo el palacio de los duques de Medinaceli, pieza clave del renacimiento guadalajareño, mandado construir por don Luis de la Cerda, su primer duque, en época coincidente con la del descubrimiento de América, es decir, a finales del siglo XV. El palacio tiene una enorme fachada rectangular que sirve de fondo a toda la plaza. La fachada está recubierta de sillares almohadillados, para rematar en un pretil calado, bellísimo, de pura ejecución plateresca. Sobre la monumental portada aparece el escudo de los duques, orlado en medallón con ramajes de laurel. Seis ventanales con escudos, meticulosa ornamentación y columnilla de parteluz, recorren en toda su extensión el cuerpo medio de la fachada del palacio.
Ocupando la parte más elevada de la villa de Cogolludo está la iglesia parroquial de Santa María, monumento de extraordinario valor arquitectónico, construida posiblemente en la tercera década del siglo XVI. En la iglesia de Santa María se conserva el extraordinario lienzo de José de Ribera conocido por "El capón de Palacio", que fue robado en una noche cruda de 1986 y recuperado -dicen que por milagro- algunos meses más tarde, en tierras vascas. Se llevó provisionalmente al museo de Sigüenza, una vez recuperado, en tanto que la iglesia de Santa María ofrezca mayor seguridad para su custodia.
Aparte del Castillo, del Palacio y de la monumental iglesia de Santa María, aún quedan en Cogolludo las ruinas o reliquia del convento de San Francisco y de otro Carmelita, ambos originarios de la segunda mitad del siglo XVI.
Las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora de los Remedios se celebran a mediados de agosto. En Pascua de Resurrección se mantea el famoso “judas” y se quema después. Son notas de interés a tener en cuenta, dentro de la estupenda gastronomía provincial, los asados de cabrito y cordero que sirven en Cogolludo.
El origen de Cogolludo es antiquísimo. En sus inmediaciones existen importantes hallazgos arqueológicos que datan de los primeros tiempos de la Historia. Perteneció a los monarcas castellanos desde el reinado de Alfonso VI, siendo Alfonso VIII quien posteriormente donó la villa a la Orden de Calatrava. Tras diversas vicisitudes pasó a pertenecer más tarde a los duques de Medinaceli, quienes serían sus señores hasta el siglo XIX. Sufrió los rigores de la invasión francesa durante la Guerra de la Independencia, y fue por algún tiempo cuartel general de El Empecinado.
De sus monumentos es justo destacar el castillo en ruinas; la espaciosa Plaza Mayor con bellos edificios del siglo XIX, pero sobre todo el palacio de los duques de Medinaceli, pieza clave del renacimiento guadalajareño, mandado construir por don Luis de la Cerda, su primer duque, en época coincidente con la del descubrimiento de América, es decir, a finales del siglo XV. El palacio tiene una enorme fachada rectangular que sirve de fondo a toda la plaza. La fachada está recubierta de sillares almohadillados, para rematar en un pretil calado, bellísimo, de pura ejecución plateresca. Sobre la monumental portada aparece el escudo de los duques, orlado en medallón con ramajes de laurel. Seis ventanales con escudos, meticulosa ornamentación y columnilla de parteluz, recorren en toda su extensión el cuerpo medio de la fachada del palacio.
Ocupando la parte más elevada de la villa de Cogolludo está la iglesia parroquial de Santa María, monumento de extraordinario valor arquitectónico, construida posiblemente en la tercera década del siglo XVI. En la iglesia de Santa María se conserva el extraordinario lienzo de José de Ribera conocido por "El capón de Palacio", que fue robado en una noche cruda de 1986 y recuperado -dicen que por milagro- algunos meses más tarde, en tierras vascas. Se llevó provisionalmente al museo de Sigüenza, una vez recuperado, en tanto que la iglesia de Santa María ofrezca mayor seguridad para su custodia.
Aparte del Castillo, del Palacio y de la monumental iglesia de Santa María, aún quedan en Cogolludo las ruinas o reliquia del convento de San Francisco y de otro Carmelita, ambos originarios de la segunda mitad del siglo XVI.
Las fiestas patronales en honor de Nuestra Señora de los Remedios se celebran a mediados de agosto. En Pascua de Resurrección se mantea el famoso “judas” y se quema después. Son notas de interés a tener en cuenta, dentro de la estupenda gastronomía provincial, los asados de cabrito y cordero que sirven en Cogolludo.
(En la fotografía, frontis renacentista del Palacio de los Duques)
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